miércoles, julio 18, 2007

Perfiles


Todo se puede mirar de varias formas, todo tiene variada interpretación.
Por diversas situaciones, más que nada por una paleteada a XR, fui a mi alma mater, la Universidad Silva Henríquez, ex IPES Blas Cañas. Ya desde llegar por ahí era todo un drama, en parte por el Transantiago, que hacía mi llegada lejos de lo habitual por aquellos años. Opté por el metro, saliendo a la estación Santa Lucía.
Al filo de la nostalgia, poco de aquellos edificios. Al salir había un local de video juegos, pero de aquellos en que el placer estaba en ganarle al programador y no el tratar de ganar unas miserables moneditas pa'salvar le día. Entre ficha y ficha, maté horas de esperar dar pruebas, exámenes, o de esperar a un/a compañero/a para ir a cualquier lado. Ahora estaba cerrado, ni por más que observé pude cachar su rubro. Al lado, había un local de verduras, que fue reemplazado por una librería tecnológica.
Torno por Carmen, lleno de locales extraños para mí, nunca habitué cuando por allí transitaba, desde ortopedia, garages, comida rápida. Solamente quedaba un restaurant, que en más de una oportunidad usamos para gastar la plata que nos daba la DAE por ser del Centro de Alumnos de P. en Castellano.
Pasando por la sede Unión Española, usada por P. en Ed. Física, el tiempo había causado estragos en ella, en sus letras del frontis, antes limpias y pulidas, la contaminación y la corrosión daban la sensación de abandono. Antes siempre abierta, una gruesa cadena daba cuenta de su poco uso, ya enterado estaba que la carrera mudó a otra sede, pero nunca pensé que Unión estuviera botada.
Edificios más edificios, todos nuevos para mí, de admirable construcción tipo lo que se en la tv, de un blanco radiante, claro que al ver de cerca, departamentos pequeñitos, todos apilados cual block de bajos recursos.
Llegando al Blas Cañas, coronado por todos lados con las corporativas siglas UCSH, desde la Portería UCSH, Biblioteca UCSH, Casino UCSH, Capilla UCSH.
En la entrada, me dirijo al guardia, hablo de lo que necesitaba, me da algunas indicaciones y actúo tal cual me dice. En la oficina, varias preguntas y respuestas, expedito todo, salvo cuando me mandan fuera de la sede para pagar lo que requiero.
Realizado lo mío, salgo de la oficina, y otra persona preguntaba al guardia, quien no lo dejó entrar (?), haciéndolo esperar, quizás cuánto rato, pues me fui sin saberlo. Salgo por Carmen, hasta la Feria Artesanal Santa Lucía era la meta, más por nostalgia, si por comprar una bufanda invernal. Cambios de nuevo, Fería Artesanal a la altura del turismo, pasillos no de tierra, encementados, buena música en equipos sofisticados para dvd o cd (no casetes), con diversas opciones de pago, billetes o diners.
Cambia todo, se puede mirar para bien, es el progreso necesario, pero siento que los recuerdos no me cuadraron con el hoy. Nostalgia pura.