domingo, marzo 25, 2007

Dr. Gregory House

Esta serie produce en mi un efecto de vicio culpable. De seguro se ha visto fuera del cable, de hecho la pasan en TVN. Este irónico doc, más que las enfermedades que diagnóstica, me cautiva por su forma de enfrentar la vida.
Cojea y cosume a destajo drogas para calmar su dolor en su pierna derecha, que fue mal diagnósticada por una incompetente colega de su profesión. Esta misma dolencia, debiera darle un toque de humanidad en su trato con sus acongojados pacientes, muy al contrario, los ve como un mero objeto para afianzar sus conocimientos ante si mismo como con el equipo que está a su cargo, a quien guía con mano de sargento duro e inhumano.
House pasaría por un hombre de éxito, pero le teme con pavor encontrarse con sus padres, no le gusta que lo vean como un ser miserable, que se tortura así mismo cada vez que puede.
Dr. House, que de tanto tengo yo de ti, que de tanto tienes de mi...

domingo, marzo 18, 2007

INPerpetua

Esa vez me quería ir rápido. Nada por decir o hacer, era suficiente.
Me terminé de cansar, tal vez ya no era atractivo estar contigo. Me mostraste tu depto, pequeñito y coqueto, de soltería eterna. Quisite mostrarte natural, como dominando todo, debo reconocer que estaba muy limpio, perfecto, pulcro. Moví sin querer una alfombrita de piso, me dijiste sécamente que no lo hiciera más. Fuimos a tu habitación, de pasada, no daban ni ganas de tocar la cama, ni siquiera sentarse. Cojines de colores, para dar vida o algo así, me comentaste.
Preparaste café instantáneo en polvo, estabas en pijama con sandalias, muy estudiadamente natural, casi superficial; te sentaste en el suelo, y me contaste todo este tiempo en que no supe nada de ti, después de un rato no te escuché más, tus palabras eran vacías, superfluas, extrañas, el personaje no me era atractivo, totalmente frío y sin embargo, trataba de ver en el ahora algo del pasado.
Por fin llamaron del fono de recepción que mi turno del estacionamiento había terminado, nos dimos un frío abrazo y un beso en la mejilla, con las promesas de vernos otra vez y bla, bla, bla... Salí por la puerta sin mirar atrás, solamente sentí un portazo fuerte, el mismo que alguna vez te di yo...
Me fui en el el auto, en mi cabeza entonaba a Pablo M, "...Hoy la vi y tenía un rostro ajeno al que yo amaba..." Por fin se cumplió sus sabias palabras, di gracias. Ni siquiera estaba triste por lo que habías logrado en tu forma de ver la vida, solamente sentí que te transformaste en lo que quisiste ser, y que ya no teniamos nada en común.
¿Con cuántas personas me pasará después lo mismo? "...Y recordé la historia de un pedazo de mi vida..."