domingo, mayo 27, 2007

Gracias por venir

A los 15 años no se tiene la película clara ni mucho menos. Alguna que otra amistad, alguno que otro sueño, pocos recuerdos para tan corta vida, pocas vivencias y muchas expectativas.
Cada tarde, como un ritual, iba a la casa de mi amiga. Más que nada aplanar calles y hablar de gustos compartidos, sobre todo musicales. Las navidades era iguales, una dejada de tarjeta, como del abrazo de año nuevo. Rituales de amistad, puentes de amistad.
Casette's compartidos, muchos copiados y requetecontra copiados de la radio, horas de horas esperando el tema en cuestión, pues optar al original era imposible, dada la escasa economía familiar de joven de Pudahuel y después Chanavia. Maxell el preferido, salvado de la basura usando esmalte de uñas o cinta adhesiva.
Ella claramente optaba por el pop argentino, y del más fashion, de pelos com mouse, ojos maquillados, hombres minos, alejados de mis gustos por lo nacional sanmiguelino. De Las Torres a E.E.U.U. varias veces entonaba "Trátame suavemente", "Prófugos", en más de una ocasión suspiraba si veía pasar a algún osado pudahuelino vestido a la usansa de Soda. Y si bien, más me atraía García, mis dotes de danza dejaban escapar osados giros cuando en la tornamesa de turno sonaba Stereo. Lejos siempre los más bailados y cantados (placer culpable, alguien diría).


Al 2007, y con algo más de plata en los bolsillos, se puede ir a ciertos lugares, optar a otros recursos. Invitado por mi amiga de la vida, me sumergí en el frío contaminado de Chago City, a la antigua, pero en auto. Dada mi aberración a las multitudes, me era muy atractivo aderenalizarme, entrar a rituales masivos, que mejor si estaba acompañado. Silla numerada, un rato de espera, y Cerati, el mino, mejor con los años, aunque las ojeras no se las quita nadie, cual maestro de orquesta, apabulló mis sentidos (aunque uno que otro comensal debió volarse con THC de la peor calidad, dejando pasado la platea numerada baja), a gran volumen, magníficos dedos pulsando la guitarra eléctrica en rif geniales e inspirados. Y aunque canté solamente temas de soda, bastó con escuchar sus nuevas propuestas líricas de hombre maduro desengañado de la vida y esperezandao a la vez, para darme cuenta que anoche escuche, sentí, viví, algo excepcional. Un pedazo de historia, un trozo de mi historia, que ahora se desplegaba en el nuevo milenio. Y aunque alguna vez las rutas se separaron por torcidos caminos, "Gracias por venir" Gustavo, para empezar a vivir una historia tan extraña y cautivante. Bienvenido a mi paseo inmoral.

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