jueves, febrero 01, 2007

Llamadas

23:00 Shopería S...
Suena el fono del local. Atiende la camarera. Urgente llama a la dueña (veterana de mil batallas), quien se mueve coquetamente entre las mesas, sin afectarle en lo más mínimo el sobrepeso en su caminar sobre los diminutos zapatitos de taco. Toda dominadora de la situación, se saca el enorme arete, comenzando a hablar coquetamente. Al rato me llama, diciendo: te buscan.
Salto al teléfono, más curioso que con ganas de hablar. Tomo el auricular, recociendo instintivamente el llamado de la sangre, era mi hermano de Australia, que meses antes había venido a Chile, haciéndose amigo de la dueña del local, quien pasó a ser de desconocida a amiga del barrio. Mi hermano estaba borracho, cosa no rara por el hecho de llamarme al local. Dio jugó como media hora. Que Chile, la familia, el barrio. Nostalgia pura y alcohólica.
Regreso a la mesa. Me preguntan quién llamó. Mi hermano respondí, con la naturalidad de quien recibe un telefonazo de Puente Alto. Como mis amigos me conocían de años, sabían de la extranjería de mi hermano, de allí de recibir un llamado de él en un bar de Chanavia buscándome, por lo menos los sorprendió.

...

Mi casa. Próximo a cumplir 21.
Recién llgado del cine, fui a ver "Robocop III", no tanto por el interés de verla, sino que no había algo mejor en cartelera.
Ese día operaban a mi mamá de cálculos a la vesícula, operación menor, pero que mis hermanas aumentaron exageradamente como poco menos una operación a corazón abierto.
Calenté algo de comida que mi mamá había dejado hacía días para mí. Comí de mala gana, ya que la película había sido un desastre. Me sentía molesto más que por la plata, sino que habían roto el ícono del héroe, su naturaleza había sido corrupta por un afán comercial.
De pronto atacó digestión, raudo me las enfilo al baño. Como mis hábitos en el servicio incluía una sesión de lectura, generalmente me llevaba el teléfono al baño, arrastrando el cable desde la base hasta dejarlo en una mesita del baño. La lectura era una prueba, materia de Literatura Chilena III. Y que suena el artefacto, con un riiiiiiiiiinnnnnnnnggggggggg profundo y mecánico. Teléfono antiguo, de campanilla metálica. Tomo el auricular, y la voz de mi hermana mayor me reponde con un tono cariñoso y conciliador. "a la chiquitita ya la operaron, está saliendo de la anestesia, quedó en cuidados intensivos. Pero le encontraron algo raro..."
Desperté fracción de segundos después, sintiendo en mi mejilla el frío del suelo. En el fono, mi hermana repetía "...ito, ...ito".

...

Febrero de 2002.
Tarde.
Riinnnnnnnnggggggg (pero electrónico, de teléfono moderno, tipo DOMUS, segun la CTC).
Contesto. La voz masculina al otro pregunta muy tirante y sécamente: "se encuentra don..., llamo de la Recaptadora de Capitales que representa a Ripley". Soy yo respondo, pero contesto más agresivo. Sigue él: "Ud. tiene una deuda pendiente con nuestros clientes, cantidad que más los intereses, nos hace informarle que de no cancelar al deuda en su totalidad, pasará a prejudicial para después realizar el embargo".
"Y quién se cree Ud., acaso piensa que soy cualquier gil, que con esas amenazas de prejudicial me va a amedrentar, y por último, en Tribunales nos enfrentamos, total hablaré con mi abogado para que me asesore."
"No tení ni plata pa'pagar la cuenta de 300 lucas y vai a tener plata pa'pagar a abogados, hueón chanta"
Mejor corté.
...

Después sigo. Suena el fono de mi celular.

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