La Última Cagada de J o La Precuela de Lágrimas Colgando

Y resulta que se entregan datos del suicidio de J. Como los codimentos a la cazuela perfecta, faltaba acompañar a la presa. La calle comenta, se dice, se murmura por ahí, en cada rincón de L refuella una nueva versión. Que esto y lo otro, que me dijo la que comentó.
Pero se arma algo como lo siguiente:
Por su negocitodebarrio entran todo tipo de clientes, de edades variadas y géneros diversos. En una de esas, una niñita trabó mayor confianza con J, que en un momento J la habría invitado a ver las gallinas y pollitos, y que estando en eso, al parecer la manoseó o intentó abusarla. La niñita salió corriendo, J no la pudo atrapar por su pierna cagada. La niñita llegó donde su abuela, que vive muy cerca de mi casa. Le contó lo que sucedió. Al rato llegó la abuela donde J, quien negó todo, quedando en denunciar a J a la justicia. Pasados unos minutos va J donde la abuela, pidiendo disculpa y diciendo que había ocurrido como la niña contó, que lo perdonaran, pero que no lo denunciaran por su señora, su hijo, su nieto, su honra. La abuela lo mandó a la cresta, por degenerado, por culiao.
Al día siguiente J goteaba orines y lágrimas de miedo. Ni cagando de arrepentimiento.
La calle murmulla y seguirá hasta olvidar. Menos ya saben quien.