sábado, mayo 13, 2006

Una Turbia...

LL pertenece a una familia de clase medianamente bien, aunque según el standar de alguien que vive en Chanavia City, así que ni tanto. Su padre manejaba micros, que significaba pega estable y un sueldo fijo, que ya es mucho pedir o un lujo para algunas familias. Y si bien sus padres no tenían grandes ingresos, con su esfuerzo lograron dar educación universitaria a los hermanos mayores de LL; es más, los viejos tienen una hermosa casa en la playa (...), que varias veces he visitado, incluso estando ellos. Gente amable y educada, de eso no hay duda.
En un ambiente de esa naturaleza, se podría decir que LL saldría con actitudes de ser profesional, o algo similar. Pero nada que ver a la realidad, sino todo lo opuesto. De joven siempre tuvo una cierta atracción por todo lo que significara lumpenaje, al principio oculto en la política activa de izquierda, donde en varias protestas hizo gala del más violento resentimiento social. Lumpen, finalmente. Pero una vez acabada la dictadura (aunque sigue la económica, no es cierto Rata), no tuvo el espacio para desarrollar sus artes del destrozo colectivo. Así se empezó a vincular con personas non gratas, mañosas, pillitas, pero mala leche. Onda drogas en un principio. LL delira con el bajo fondo, la llora por no ser parte de ella, en la idea de "Caracortada". En esa época trabajaba en un taxi, que ya de por si, por su naturaleza callejera, sin horarios, sin rendir cuentas, es extremadamente peligroso para alguien con las inclinaciones de LL. Muchas veces, cuando no había ningún contacto pa'mover pitos, acudía al paradero donde se estacionaba, y en un abrir y cerrar de ojos, llegaba con la mejor movida, o a veces lo acompañaba a tranzar a la misma casa de los traficantillos, que por el trato barza que les demostraba, se cachaba que LL los frecuentaba bastante, entraba hasta el comedor de la casa, se perdía un rato adentro, y después salía diciendo que le hicieron paquetes especiales (después caché que el hueta los habría y sacaba su ración, claro que después me barceaba igual cuando compartíamos de lo que se había conseguido).
La casa de un traficante es cuática, se mueve en un mundo aparte, generalmente habían "guardias" o "sapos", macheteros, compradores, vendedores menores... Una vez vi hasta un paco en moto, de esas todo terreno, pasando piola por el medio de la calle, que a esa hora bullía en tráfico, medio nervioso estaba, pero LL me tranquilizó "el paco es guardia", "cuida a "..." de otros polis o de mexicanazos" me dijo.
Con el tiempo, el taxi se usó pa'buscar droga, se pagaba la carrera, eso si, con droga. Pero a pesar de la papa para LL, que podría haber mantenido el negocio, empezó a mantener contactos con la delicuencia total, el choreo, las cortaplumas mariposa, las manoplas, fierros hechizos y legales, y cuanta mierda circula en los paraderos de taxi. En su salsa, pa'sacarle molde (como diría la María, que está en el día de las madres). A esta altura, el coa o koa, entra de llenó en las expresiones de LL, que acompañada con los gestos, al principio causaba gracia, ya que parecía una actuación, una parodia, pero al final era un ensayo, como una especie de transición a lo que quería ser LL. Y los personajes que empezó a llevar de pasajeros, daban desconfianza absoluta. El típico pendejo flaco, con buzo de marca como dos tallas más grandes, su gorro con cuática puesto a lo chinoríos, zapatillas también de marca, pero con un calcetín debajo de la lengüeta, para lograr el efecto de un empeine extremadamente grande. Y flaites a cagarse, a cagarse.
Cierto día iba de pasajero de LL, quien se detiene para que subiera un pendejo de las características anteriores, que se sentó al lado del conductor. "Socito, que pulentito que lo encuentro, usté e' el piloto justo, sa'e que hay una wüena, fija, la posta hermanitoooo, ta'lista la mov'ía, no re'otaaamos ni cagando, es fija, poh' hermanitooo, usté estecetranquilo, que le'a lle'ar su parte ahí, pa'que le lle'e algo a su 'iñora socitooo, pa'que se ponga en la wüena, segurasegura, y como a usté' lo quiero, puta, está la mano". LL le hizo una seña al mocoso flaite pa'que se callara, "estai gritando chuchatuma're, quién te apretó el cogote, 'tate piola, culiao sapo", acompañando el gesto con el chispazo de los dedos. Compramos y después me fui a mi casa. Y me olvidé del tema. Ese día era viernes.

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El domingo en la noche supimos por boca de LD, que vivía próximo a la casa donde dormía LL (la casa de sus suegros), que el domingo de madrugada llegó la patá a molestar el sueño de la familia entera, que abrieron la puerta de un empujón, que los pacos entraron con cuática apuntando a medio mundo, que los suegros de LL no alcanzaron a decir esta boca es mía, cuando los tenían revisados, custodiados y amenzados de que cooperaran, que a un cuñado de LL tuvieron que "tranquilizarlo" mostrando sus credenciales tanto de papel como del armamento que portaban, que un sobrino político de LL se puso más cuático, producto de la cantidad de huevadas que había ingerido horas antes y que tuvo que ser conminado a que se quedará piola, sino le iban a pintar el mono, ya que no tenían paciencia pa'atender a drogadictos y que bastaba llamar a unos camaradas, pa'que le hicieran examen de doping hasta al gato de yeso que servía de adorno en la mesa del comedor. CLD, pareja y esposa de LL, trataba de cuidar a la hija de ambos, que era muy pequeña, tapándole los oídos y fingiendo que todo era un juego, que los polis andaban buscando gente mala, que se habían equivocado, que el malo estaba en otra casa, que estas cosas suceden. Cuando encontraron a LL, éste trató de enganchar sacando su manejo de pillito canchero, pero los polis lo espetaron duramente a que se dejara de hueviar y que los acompañara calla'o el loro, no sin antes ponerse algo, pa'salvar la dignidad.
Tiempo después, LL contó que los polis buscaban a otra persona, que incluso le habían pedido disculpas por haberse confundido tanto, que lo lamentaban de verdad, y que como él había cachado el problema, no hizo las denuncias, pa'que los pobres hueones no perdieran su pega.
Tuvieron que pasar algunos años pa'cachar la hueá, y fue por la boca borracha del propio protagonista: que después de dejarme a mí, habían ido a "trabajar el taxi", usando cinta adhesiva para modificar la patente, que de E pasó a B; realizado esto, LL con tres querubines semilla de malda', habían ido a un farmacia, no sin antes dejar el taxi con el motor andando, que los muchachines entraron haciendo escándalo, sin gorros pasamontañas ya que los habían cambiado por drogas duras, que cuando salieron con lo robado, a uno de los angelitos se le había caído su carnet, y que además, uno de ellos había sido reconocido por el dueño de la botica pues días antes los había robado. En resumidas cuentas, cuando llegó la poli al lugar, encontraron el carnet, llegaron a la casa del mocoso, y que éste en un dos por tres se había puesto a cantar, hablando hasta por los codos, y que gracias a un familiar carabinero de LL y de su esposa, había logrado armar una explicación, pero más que nada era un pituto para que estuviera libre, que el día de los hechos los pendejos lo habían tomado pa'una carrera, y que llegando al lugar no tenía efectivo, por tanto tuvo que esperar a que fueran a sus casas a buscar el dinero, una vez que regresaron, lo volvieron a tomar pa'ir a un lugar a comprar drogas, ya que él, por ser drogadicto conocía el lugar donde ir, y que incluso les había hablado que se portaran bien, que no hicieran cagadas. Una vez que les había conseguido lo que querían sus pasajeros, le habían cancelado con pitos y pasta, y que él se sentía satisfecho, pues había tenido un día de trabajo bueno. Y como el relato era avalado por alguien superior, los pacos tuvieron que arreglar la declaración de los asaltantes, ya que se habían equivocado en nombrarlo. La rajita.
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En la actualidad, nadie visita a LL, terminó con su mujer, aporta cero peso para su hija, quien ya no se quiere juntar con él, tuvo que dejar de taxear pues el tarro no se pudo arreglar más, sigue con sus vicios, pero ahora maneja un colectivo, y de seguro, lo doy firmado, sigue pensando en cagar al sistema o al que se le cruce. No debo dejar de decir, que la última vez que me visitó (tiene la costumbre de llegar cuando uno menos se lo espera), revisé por si faltaba algo, que de seguro puede terminar en los bolsillos de un trafica, como una vez llegaron a mis manos una colección de cd, hasta con el bolso incluido, que de ahí escuché al Cirque du Soleil por primera vez.

2 Comentarios:

Blogger ANIMITA dijo...

un poco enredado, pero está bueno.

9:00 a. m.  
Blogger ... dijo...

?
no entiendo lo enredado?

4:11 p. m.  

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