miércoles, mayo 10, 2006

El Asalto de Charcán o la Muerte del Llamado de la Selva

Charcán vive en la casa de NN. Es joven y aventurero, como todos los de su raza y de su tamaño. Él es un perro, quiltro chileno en donde no se sabe a que tipo de familia canina pertenece. Su pelaje es café claro medio largo sobre todo en sus caídas orejas, su cuerpo es largo en comparación con sus patas, que terminan en un color claro, la cola semicurva, coronada por un coqueto mechón blanco. En realidad, Charcán no inspira ningún respeto o recelo de que te pueda hacer la desconocida, pero que es de casa y que cuida, por lo menos ladra con cuática y con escándalo cuando oye que a lo lejos alguien se aproxima. Además, por ser chico come poco, no así como mis perros que cagan cerros de caca... Pero, Charcán es travieso y eso que NN los disciplina duro, incluso le habla en mapudungún para darles órdenes.

En otro terreno próximo al de NN, merodea otro perro, pero policial o pastor alemán, que ya por su raza es una talla que da respeto, no es llegar e irse al choque contra un perro de este tipo, incluso registran más ataques que otras razas que son más cuestionadas. Este perrazo es mañoso, de esos que se mete a la casa de otras personas a robarles la comida de perros o humanos, ataca gallinas u otras aves de corral, pero nunca sale pillado, ya que actúa de noche, pero de lo que anda observando en el día, por eso se le ve siempre suelto y cachando la oportunidad de pegar el ataque. Junto con él, se le unen otros perros del lugar, formando una jauría formidable, pero siempre capitaneado por el pastor. Uno de sus pasatiempos preferidos es corretear a caballos o vacas, pero es sólo ladrarle al animal, tal vez emulando en sus cabezas quizás que remota persecución en los tiempos primigenios, cuando la batalla estaba destinada a comer o ser comido, ataque y contraataque.

Generalmente, Charcán pasa en casa y si sale, es para olfatear y buscar olores nuevos. Pero esta vez, Charcán no estaba. NN varias veces salió a buscarlo, lo llamaba con sus señas conocidas, esas que solamente su amo puede ejecutar. Charcán ni luces.
La tarde caía latamente, mientras degustábamos una cervezas con NN. Y claro que su pito. NN dejó suelta a su yegua, una para que estirará las patas del corral y otra para que pastara. La yegua andaba cerca, pero como el terreno es desigual, NN siempre la espantaba para que no cruzara por la zanja, que colindaba con el terreno de alfalfa del vecino. Súbitamente sentimos un clamor de perros a la carrera, la jauría se había metido a corretear a la yegua. El pastor encabezaba en pelotón, con varios perros chicos flanqueando y cerrando la retaguardia. Más de veinte individuos formaban la pandilla. Y dentro de ella, Charcán avanzaba alegremente, ladrando de aquí y acelerando el paso. La yegua daba coces, que eran esquivados por los veloces canes, quienes parecían gozar la aventura. NN se paró de golpe, "la yegua se va a cagar una pata", cachando que la bestía huía en dirección a su corral, pero necesariamente debía pasar por el medio de zanja, tuvo que correr, el pastor detrás, y Charcán atrás de él. NN entró a su casa, salió luego blandiendo en sus manos una honda artesanal, confeccionada en casa, que al solo verla manejada por NN, se cachaba que sabía tirar con ella. De balas, escogió piedras grandes, y estiró al máximo la banda de goma, separando aproximadamente un metro desde la V de la honda, hasta la funda que acomadaba el proyectil. Espero el paso de la yegua entrando al corral, el pastor se agazapó en su carrera, y se escondió en la multitud de colas y patas que avanzaban velozmente. NN esperando. Cruzando la zanja, Charcán ejecuta un salto para traspasarla limpiamente, entre el salto y la salida del proyectil de la mano de NN, pasaron fracción de segundo. NN después me dijo que quería pegarle medio a medio a Charcán, pero su puntería, su rabía, su instinto cazador, hizo que le llegara de lleno en plena cabeza de Charcán, que sólo atinó a lanzar un leve quejido. Su cuerpo dio una vuelta sobre sí mismo, y fue a caer metro y medio más allá. NN atinó a decir "me pitié al Charcán", agarró más pideras y las emprendió contra la jauría a puros peñascazos, no si antes proferir mil y una calamidades para el pastor, incluyendo al dueño del pastor (viejo chuchatumare, amarra tu perro de mierda, cuando lo vea le voy a meter bala, y a vo'también si tratai de pintarme el mono cuando veai' a tu perro muerto). Fui a ver al Charcán. Estaba tieso, tirado, de su nariz bajaba un hilillo de sangre, muestra inequívoca del golpe certero, tal vez un tec grosso. No dejaba de admirar la destreza de NN con la honda. Sobre todo por causar tremendo daño. NN me mira asustado, con el remordimiento vivo, decía "no le quería pegar, no le quería pegar así en la cabeza, me pitié al Charcán". Mirándolo, observó que estaba respirando débilmente, casi suspiros. NN llega donde se encontraba Charcán. Le comienza a mover la patas delanteras, le masajea los pulmones, y le habla susurrando "lo lamento Charcán, lo lamento tanto, mi huacho, no era mi intención, pero te poní'tan hueón, si sabí que no te tení' que juntar con esos perros, chucha Charcán, perdóname Charcancito". Buscó una fuente con agua, mojando la cara de Charcán, quien poco a poco, comenzó a pestañear, a cachar que había pasado. Intentó pararse, pero las patas no le daban fuerza, varias se cayó y varias veces intentó incorporarse nuevamente, hasta que por fin, todavía tambaleándose, se safó de NN y buscó esconderse debajo de un viejo auto. Ya a esa altura salivaba en extremo, demostrando la teoría del tec. Esperamos un rato, tranquilizando el espíritu. NN estaba pálido, decidió esperar y no llevar a Charcán al veterinario, para no moverlo.

.....
Charcán no se aleja de la casa, ni sale fuera de la propiedad. Ladra cuando hay que ladrar, pero sin escándalo. Ya no es travieso, tiene la pasividad de los años maduros, la experiencia de saber comportarse. Cuida la casa, la tierra, a los animales, todo aquello que sabe es de su amo. Creció. Pero algo murió, algo se perdió. Charcán no sabe que perdió y es mejor que no lo sepa, porque de saberlo, seguro se iría detrás de la jauría, y esta vez, el golpe puede ser fatal. Y NN sabe que volvería a tirarle a la jauría, aunque se encuentre metido su Charcancito.

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