sábado, febrero 18, 2006

Vivirme

Suspiro la flor del medio día, abierta, reluciente, viva...
Y cuando tus ojos vuelven y vuelven entre nadie que me importe,
vuelve el dolor que me cala hasta la última gota derramada y por derramar...
Y para no morirme, voy a vivirme,
vivir sabiendo que me acompañaré,
pero desde la profundidad de la caverna, viendo reflejos, pues ya morí lo suficiente
como para seguir desengañándome, como para seguir aceptando el rechazo que despierto,
en aquellos que no miran más allá de lo lógico...

Que ves que yo no veo, que ves cuando no estoy,
que ves cuando me ves...

Respiro la flor de la media noche, muerta, decadente, desparramada...
Y si tus ojos no vuelven con el mismo brillo,
vivirme en la caverna,
alejado, seguro, tibio. Y más tranquilo, para experimentar la angustia. No será la primera vez...

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