sábado, febrero 18, 2006

In Memoriam

Diego Ríos llegó al colegio ... en 7° año. Su apoderada sería su abuela paterna. Era muy delgado, aunque común para gente de su edad. Sus ojos, de un azul verdoso, resaltaban en su pecoso rostro. Era alto, más que el promedio de su curso, debido a que era un año mayor. Venía repitiendo de un prestigioso colegio de Colina (¿?).
Diego desde muy pequeño vivía con su abuela Lidia. Ella lo cuidaba desde que su madre se fue tras un narco al extranjero, y ya que el padre estaba preso, por tráfico, con varios años de condena. Él era el menor de otros hermanos, que quedaron repartidos entre tíos maternos y paternos.
Total, que la señora Lidia, no obstante su avanzada edad, cuidada de él como si fuera su hijo, tal vez, reemplazándolo por el verdadero que estaba en cana.
Diego era un pollo en corral ajeno el primer día de clases. No conocía a nadie, y no le importaba verse antipático. De hecho, miraba desafiante a quien se le cruzara en el camino, profes o compañeros.
La medida de su zapato la encontró en la música. Pero no como hacedor de sonidos, sino que más bien, como dj. Se interesaba en cualquier tipo de música moderna, en formado cd o casete. Este último definitivamente lo dejó, cuando ocupó el cargo de radioprogramador de la radio del colegio. Incluso colocó música en fiestas de cursos superiores, todo un logro en integración.
Lamentablemente, el colegio donde estaba no tenía media. Debía buscar nuevos horizontes, lejos del ambiente protector de sus amigos, compañeros, y por que no decirlo, profesores.
No supe nada de él, por lo menos en tres años.
Sus ojos, recuerdo sus ojos, como pidiendo ayuda, sobre todo que a los 14 años empezó a desafiar la autoridad de Lidia, quien siempre visitaba al profesor jefe para pedir consejo, y que hablara con Diego, como la figura paterna, como el adulto significativo que guía procesos tan complejos en adolescentes, ya que éste había sido amigo de los hijos de Lidia.
Con el correr del tiempo, también me fui del colegio, en busca de otras oportunidades de aprendizaje, para mi futuro. No puedo decir que me preocupaba Diego, pues nunca fuimos yuntas. Hasta que cierto día, el profesor jefe de aquellos años, me cuenta que Diego estaba muerto, que se había suicidado, colgándose del segundo piso, amarrando una correa a su cuello. Tenía 16 años, según el profe, estaba consumiendo pasta, y copete, a destajo. Y que tenía una mujer embarazada, una profe que había conocido en el colegio donde estaba; la profe era 10 años mayor que él, su seudónimo en el colegio era "Raya la Papa" (curioso), que estaban pololeando, y que ella quería formar una familia, pues era el hombre/niño de su vida.
Finalmente, y la duda que me queda, que llevó a Diego tomar tan drástica decisión, qué se le cruzó por su cabeza al saber que sería padre, tal vez, el miedo de sentirse solo como cuando era niño, que no iba a ser capaz de ser responsable, que no iba a cumplir. Pero, ¿habría sido distinta su vida si hubiera estado en media en su círculo de protección? No sé, pero quizás, hay personas que definitivamente, antes de nacer, su destino ya está trazado, gracias a sus padres.

1 Comentarios:

Blogger Gabriela dijo...

es cierto que el futuro esta marcado por los padres, lo dice la psicología, pero hay un momento en que algunas personas nos hacemos responsables por nuestro futuro, que no es es caso del niño que se suicidó, la mayoría de las personas trata de afrontar los problemas de la mejor manera y con las condiciones económicas que se le presenten. A veces la vida es más impredecible de lo que nosotros quisieramos y ocurren estos desenlaces fatales. El suicidio es una forma de liberación, otras veces es visto como un acto de valentía, pero a mi modo de ver, el suicidio no es ninguna solución, esto lo puedo percibir como una depresión endógena que pasó a la psicosis y que no fue tratada por nadie de su entorno cercano

10:33 p. m.  

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