martes, julio 25, 2006

17 de marzo del 95
















Ritmos antiguos de jóvenes como tú y yo,
que teníamos a Dios de los cocos.
Te vi entre búrbujas alcohólicas de sudor
y sexo caliente que no fue más.
Entre risas de vísperas de otoño,
tu nombre destroza cada suspiro.
Bajando de la micro,
la cerveza envolvía mi lengua,
aniquilando cualquier pensamientro nefasto...
Y semiborracho
pensé en tus piernas infinitas...
Pronuncié mil veces tu nombre,
y no lo dije en altavoces
por temor a que tu eco se escapara,
dejándolo encerrado entre sueños
y mentiras de ayer...
Y al final, nunca llegaste,
pero permaneciste ferozmente,
machacando, torturando.
Y al final, lloré, lloré por no tocarte,
lloré sonriendo como un niño enfermo,
sabiendo que sería la última borrachera
donde te usaría como excusa.

2 Comentarios:

Blogger Gabriela dijo...

Para los protagonistas de esa época, de esas borracheras, seguramente fueron momentos intensos, inmensos, de los que no se arrepentirán.
Las mentiras... del ayer y de la actualidad, van y vienen, son parte del diario vivir, de la vida de cada uno.

10:03 a. m.  
Anonymous Anónimo dijo...

mis amigos me cubren cuando voy a llorrar¡¡¡

11:42 a. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal